ALGUNOS conductores fueron protagonistas ayer de una campaña de sensibilización sobre accidentes de tráfico que organizó la Asociación de Daño Cerebral de
Navarra (ADACEN). A la altura del peaje de Imárcoain, en la AP-15, en dirección a Pamplona, varios agentes de Policía Foral detuvieron los vehículos en un punto seguro y sin interrumpir el tráfico. Una persona en silla de ruedas se acercó a ellos y les relató cómo había sufrido un accidente que hizo que terminara de esa forma.
Elementos como el exceso de velocidad, drogas o alcohol influyeron en ellos a la hora de sufrir un accidente de tráfico que les produjo un daño cerebral con diferentes consecuencias. Los tres se mueven en silla de ruedas y quieren que su experiencia sirva para que nadie tenga que pasar por algo similar. Ayer, en el Día Nacional del Daño Cerebral, junto a Policía Foral, quisieron hacer su relato útil.
Se estima que la incidencia media de daño cerebral es de 250 casos por 100.000 habitantes al año. Si se extrapolan los datos a Navarra, 1.250 navarros sufren una lesión cerebral, de ellos entre 200 y 300 personas que no superan los 30 años de edad. Las causas más habituales de daño cerebral adquirido son los accidentes cerebrovasculaes (infartos cerebrales, embolias), traumatismos craneoncefálicos (accidentes de tráfico o deportivos) y tumores cerebrales.
En primera persona
"Buenos días. Me llamo Vitorino y me encuentro en silla de ruedas al sufrir un accidente por exceso de velocidad y por conducir bajo los efectos del alcohol". Así podría comenzar su relato el portugués afincado en Pamplona, Vitorino Carballo Fernández, de 35 años. Sufrió un accidente de tráfico hace dos años en una rotonda de Ermitagaña, barrio de Pamplona. "Iba muy deprisa. Conducía un BMW, serie especial, que podía alcanzar una gran velocidad. Además, había tomado bastantes cervezas", dijo. Ahora se encuentra en una silla de ruedas. "Tras el ingreso en Pamplona, me trasladaron al hospital de tetrapléjicos de Toledo. Después de tres meses, pedí el traslado a Pamplona para poder estar con mi mujer y mis hijos. Yo que he trabajado siempre con maquinaria de alto tonelaje no me ha pasado nada y ahora quería decirle a la gente que me encuentro sentado por un accidente de coche".
Al otro lado del vehículo escuchó su historia Luis de Miguel Lasheras, al que le entregó un calendario y un marcapáginas de la asociación. "Me ha parecido algo increíble que alguien con alegría y que ya ha sumido lo que le ha pasado nos lo exponga. Creo que cada vez la gente está más concienciada pero hay un perfil de conductor, como es el joven, al que parece que este tipo de mensajes no le lleguen. Por fallos podemos llegar a cometer actos estúpidos que no sólo pueden tener efecto sobre nosotros, sino también en terceros", indica.
Los tres afectados por daño cerebral acudieron hasta el peaje de Imárcoain acompañados de Leyre Tirado Sanz, neuropsicóloga de la asociación, y Antonia Amorena García, trabajadora social de la entidad. "Queremos, de una manera simbólica, llamar la atención. Es una forma de dar a conocer los efectos que puede tener no cumplir las normas de tráfico", señala Tirado.
Las prisas y los efectos de la droga, según él mismo comenta, hicieron que Jhos Gil Larrea, de 37 años, tomara una curva a demasiada velocidad. "Tenía 29 años. Iba a mucha velocidad y sin cinturón de seguridad. Permanecí seis meses en coma y, cuando desperté, tenía paralizado casi todo mi cuerpo, no podía pronunciar palabras y me tenían que alimentar con una sonda. Todavía hoy sigo en rehabilitación", añade.
Entre los conductores que escucharon estos relatos se encontraban los jóvenes José de Miguel San Martín y Virginia Muñoz Melero. "Tengo que hacer bastantes kilómetros entre San Sebastián y Tudela y ya sé que no puedo correr, tengo que ir tranquilo. Me parece bien que nos intenten concienciar a pie de carretera. Hay mucha gente a la que todavía le gusta correr demasiado, sobre todo a la gente más joven", explica este conductor.
Elementos como el exceso de velocidad, drogas o alcohol influyeron en ellos a la hora de sufrir un accidente de tráfico que les produjo un daño cerebral con diferentes consecuencias. Los tres se mueven en silla de ruedas y quieren que su experiencia sirva para que nadie tenga que pasar por algo similar. Ayer, en el Día Nacional del Daño Cerebral, junto a Policía Foral, quisieron hacer su relato útil.
Se estima que la incidencia media de daño cerebral es de 250 casos por 100.000 habitantes al año. Si se extrapolan los datos a Navarra, 1.250 navarros sufren una lesión cerebral, de ellos entre 200 y 300 personas que no superan los 30 años de edad. Las causas más habituales de daño cerebral adquirido son los accidentes cerebrovasculaes (infartos cerebrales, embolias), traumatismos craneoncefálicos (accidentes de tráfico o deportivos) y tumores cerebrales.
En primera persona
"Buenos días. Me llamo Vitorino y me encuentro en silla de ruedas al sufrir un accidente por exceso de velocidad y por conducir bajo los efectos del alcohol". Así podría comenzar su relato el portugués afincado en Pamplona, Vitorino Carballo Fernández, de 35 años. Sufrió un accidente de tráfico hace dos años en una rotonda de Ermitagaña, barrio de Pamplona. "Iba muy deprisa. Conducía un BMW, serie especial, que podía alcanzar una gran velocidad. Además, había tomado bastantes cervezas", dijo. Ahora se encuentra en una silla de ruedas. "Tras el ingreso en Pamplona, me trasladaron al hospital de tetrapléjicos de Toledo. Después de tres meses, pedí el traslado a Pamplona para poder estar con mi mujer y mis hijos. Yo que he trabajado siempre con maquinaria de alto tonelaje no me ha pasado nada y ahora quería decirle a la gente que me encuentro sentado por un accidente de coche".
Al otro lado del vehículo escuchó su historia Luis de Miguel Lasheras, al que le entregó un calendario y un marcapáginas de la asociación. "Me ha parecido algo increíble que alguien con alegría y que ya ha sumido lo que le ha pasado nos lo exponga. Creo que cada vez la gente está más concienciada pero hay un perfil de conductor, como es el joven, al que parece que este tipo de mensajes no le lleguen. Por fallos podemos llegar a cometer actos estúpidos que no sólo pueden tener efecto sobre nosotros, sino también en terceros", indica.
Los tres afectados por daño cerebral acudieron hasta el peaje de Imárcoain acompañados de Leyre Tirado Sanz, neuropsicóloga de la asociación, y Antonia Amorena García, trabajadora social de la entidad. "Queremos, de una manera simbólica, llamar la atención. Es una forma de dar a conocer los efectos que puede tener no cumplir las normas de tráfico", señala Tirado.
Las prisas y los efectos de la droga, según él mismo comenta, hicieron que Jhos Gil Larrea, de 37 años, tomara una curva a demasiada velocidad. "Tenía 29 años. Iba a mucha velocidad y sin cinturón de seguridad. Permanecí seis meses en coma y, cuando desperté, tenía paralizado casi todo mi cuerpo, no podía pronunciar palabras y me tenían que alimentar con una sonda. Todavía hoy sigo en rehabilitación", añade.
Entre los conductores que escucharon estos relatos se encontraban los jóvenes José de Miguel San Martín y Virginia Muñoz Melero. "Tengo que hacer bastantes kilómetros entre San Sebastián y Tudela y ya sé que no puedo correr, tengo que ir tranquilo. Me parece bien que nos intenten concienciar a pie de carretera. Hay mucha gente a la que todavía le gusta correr demasiado, sobre todo a la gente más joven", explica este conductor.
Reportaje publicado en :
https://www.facebook.com/StopAccidentes
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