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Ya han pasado ocho años sin su hijo.
Pasan los años y la verdad es que con el tiempo tienes que ir aprendiendo a vivir así, pero cuesta mucho. Hay fechas que son especialmente importantes pero hay que seguir tirando de esta mochila tan pesada que nos ha tocado llevar en la vida. Pero cuesta, cuesta mucho.
¿Cómo se asume una pérdida así?
En mi caso, me ha ayudado mucho trabajar en la Asociación STOP Accidentes. Me ha servido ayudar a otras personas porque intentas buscarle un sentido a la vida. Aparte de luchar por salir adelante con mi marido y mi hija y el resto de la familia también sirve intentar hacer bien a otros, porque si no encuentras un sentido a la vida, a veces no tienes ganas de seguir viviendo. Yo he encontrado ese sentido en la asociación y mientras pueda seguiré ahí.
Usted afirma que la pérdida se asume pero que nunca hay que olvidar.
Exacto. Hay veces que te dicen que hay que olvidarse y seguir viviendo, pero están muy equivocados, no debemos olvidarnos nunca de ellos. No se puede ni se debe olvidar a los seres queridos que se han ido porque lo único que nos queda es su recuerdo y eso tiene que seguir vivo entre nosotros por eso debemos seguir hablando de ellos y aprender a vivir con esa carencia. Eso es lo que cuesta.
En este tiempo, ¿ha cambiado algo en las carreteras, en los accidentes? ¿Se ha evolucionado a mejor en la seguridad vial?
Sí, han cambiado bastantes cosas. La más importante es que se ha desarrollado una conciencia social. Cuesta mucho que se produzca un cambio tan grande como el que se necesita, pero se van dando pasos y todos los factores implicados tienen mucho que ver. Desde los colegios donde se educa a los niños en este ámbito, los padres, la DGT, la dirección de Tráfico de Gobierno vasco, que está haciendo una gran labor. Se va avanzando, pero aún queda mucho camino por recorrer.
Tal vez falta más cultura popular en civismo, en una conducción más segura...
Es que falta el respeto por las normas, falta el ser más solidarios, falta el ser más consecuente cada uno con sus acciones. Hablábamos del caso del ciclista bilbaino atropellado en Buia el pasado día 6 en el que el conductor, al parecer, se dio a la fuga. Eso no puede ser. Es necesario un cambio de conducta en las personas. Ese cambio se va dando poco a poco pero sigue habiendo individuos que no quieren ser educados.
Hablábamos siempre de lo que falta pero, ¿qué es lo que sobra en las carreteras?
Sobran los delincuentes, las personas que no respetan las normas, sobran los locos que se creen que, como tienen un cochazo, tienen que chulear y decir que pueden poner su coche a 180 kilómetros por hora. Todas estas personas sobran, los delincuentes de la carretera.
El pasado martes (día 15 de mayo) se registró la primera víctima mortal en el ciclismo, pero se han producido varios atropellos más como el del joven bilbaino al que dejaron, aparentemente abandonado en una cuneta de Buia. Estas conductas no se pueden admitir, ¿no es así?
Pues no. Contra esas personas debe caer todo el peso de la Ley cuando hay un siniestro grave porque es una doble barbarie. Bastante es el hecho de haber atropellado a alguien, lo mínimo que se puede hacer es prestarle socorro y atenderle. Ese civismo, que es tan necesario, nadie debe carecer de ello, por lo que estos modos de conducta deberían estar muy castigadas.
No en vano, la omisión de socorro es un delito.
Está penado aunque no se en que grado. En la cabeza de una persona no debería entrar la opción de huir. No entiendo cómo alguien puede hacer esto, no se si es debido al miedo a una sanción o qué, pero sucede. ¡Qué irresponsables! Porque, si quieren, las autoridades te pueden encontrar y sancionarte por un doble delito.
La mayoría de las veces se localiza a la persona responsable.
Si quieren te pueden encontrar. Siempre hay datos, testigos... Alguien que ha tomado referencia del coche o de la matrícula y te encuentran, por lo que está de sobra que se hagan barbaridades así.
Los minutos posteriores a un accidente ¿son esenciales?
Sí, marcan la diferencia entre la vida y la muerte. El después es muy importante. El cómo se comporte la persona culpable del accidente, incluso si te piden perdón. La gente está dispuesta a perdonar, lo que ocurre es que muchas veces los que cometen este tipo de atropellos se olvidan de la familia y de pedir disculpas y esto agrava todavía más el dolor de las víctimas.
El objetivo de STOP Accidentes es llegar a la cifra de 0 accidentes, ¿es posible?
Creo que sí. Ese es el reto y todos deberíamos poner de nuestra parte para alcanzarlo. Desde los fabricantes de vehículos que los hacen cada vez más inteligentes, hasta la concienciación de la sociedad, aunque siempre habrá cosas que nadie puede prever y serán inevitables.
Hasta que se alcance ese objetivo, ¿cómo está ayudando la asociación a las víctimas de estos siniestros?
En primer lugar, con la prevención. Tenemos proyectos dirigidos a todos los colectivos: niños, jóvenes, mayores, inmigrantes... para concienciarles del riesgo que entraña el no respetar las normas. Después, cuando ya ha ocurrido un accidente y ya no se puede hacer nada para evitarlo, intentamos ayudar a las víctimas y familiares mediante nuestro servicio de atención psicológica.
Un trabajo que realizan junto con la Fundación Lagun Aro.
Llevamos más de un año trabajando junto a esta fundación desde nuestra sede en el número 1 de la calle Pinondoetxea Pinondo plaza en Durango. Además, Lagun Aro ha decidido ampliar el servicio de atención a la tarde de los miércoles y con un servicio a domicilio a todas aquellas personas que lo necesiten. Aquí una psicóloga atiende todos los días, en horario de 10.00 a 14.00 horas, a todas las personas que lo necesiten. También, a través del teléfono 946 033 000 donde pueden concertar una cita.
A su labor se suma la puesta en marcha de las oficinas de atención a la víctima por la violencia vial del Gobierno vasco.
Bueno, son oficinas que ya existían anteriormente para las víctimas en general. Se ha formado al personal y se les ha capacitado un poco más para tratar a las víctimas de violencia vial. Están ubicadas en los juzgados de las tres capitales vascas, cada uno con un teléfono gratuito de atención: el 900 400 028 en Bilbao; el 900 100 928 en Donostia; y, el 900 180 414 en Gasteiz. En estas oficinas hay abogados, psicólogos y asistentes sociales preparados para trata de forma gratuita a este tipo de víctimas en un primer asesoramiento sobre lo que pueden y deben hacer, y después los derivan a nuestra asociación.
Eso significa que la labor de STOP Accidentes y la de esta oficina se complementan.
Pues sí, tenemos una buena relación. Nos complementamos en la parte psicológica. En la parte jurídica los derivamos a la oficina puesto que ellos son los profesionales cualificados para asesorarles.
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