jueves, 17 de junio de 2010

Entrevista al SR. BARTOLOMÉ VARGAS, FISCAL DE SEGURIDAD VIAL DEL TRIBUNAL SUPREMO.

PUBLICADA EN EL : diariocordoba.com
Foto: JOSÉ LUIS ROCA.







" EL CARNET POR PUNTOS HA SIDO DECISIVO PARA REDUCIR LA SINIESTRALIDAD ".


--¿Qué ha supuesto la modificación del Código Penal en materia de seguridad vial que entró en vigor en el 2007? ¿Dio el resultado que se esperaba?

--La modificación ha aportado una respuesta penal proporcionada y disuasoria a la delincuencia vial. Una instrucción de la Fiscalía General del Estado del 2006 destacaba que la respuesta existente era débil y no cumplía las funciones de las normas penales de otorgar protección, tutela a los bienes jurídicos más fundamentales, vida e integridad física de los más de 25 millones de conductores que circulamos por las vías públicas, frente a riesgos y comportamientos intolerables. Se ha generado una respuesta penal, callada, silenciosa, diaria, que se aplica a todos sin distinción de status económico, social o de poder y que ofrece una imagen y realidad de igualdad de los ciudadanos ante la ley.

--En el capítulo de sanciones hay algunas que llegan a los 6.000 euros, como usar inhibidores de radar. Ante las críticas habituales de afán recaudatorio, ¿no le parece una multa excesiva?

--Los radares se ubican en base a estudios previos que deben conocerse antes de opinar, aunque los ciudadanos tienen toda la libertad para formular sus críticas frente a las autoridades de tráfico. No comparto, en absoluto, lo relativo a la finalidad recaudatoria. La sanción a los que llevan inhibidor se me antoja corta. Son hechos de enorme gravedad. Es como aquel a quien sorprenden cerca de un banco con pistola y pasamontañas en el bolsillo. El que lleva mecanismos inhibitorios va fría y deliberadamente preparado para correr sin límite y poner en grave riesgo a los demás.

--En esa lucha contra el exceso de velocidad choca que no se resten puntos hasta los 151 kilómetros por hora en las autopistas o autovías. ¿Cómo se explica?

--Bueno, según el Anexo 4, en las carreteras convencionales limitadas a 100 no se detraen puntos hasta los 141. Son legítimas opciones en las que la gravedad de la sanción va en proporción a la gravedad del exceso.

--El ministro Rubalcaba comentaba en la presentación de la ley que el 25% de los conductores no pagan las multas. ¿Qué contempla la nueva norma en este aspecto?
--La nueva ley tiende a acabar con la impunidad de las infracciones administrativas, con la mentalidad de que las multas no se pagan y siempre hay formas de conseguirlo. Por eso la ley ha simplificado los procedimientos, creando fórmulas para que, como deber ser, la denuncia sea conocida cuanto antes por el denunciado y la respuesta sancionatoria se produzca con garantías, pero con celeridad. Cuando figuran como impagadas cuatro sanciones firmes por infracciones graves y muy graves, el titular del permiso o licencia no puede efectuar ningún trámite relativo a los vehículos de los que sea dueño.

--¿Incluye esta ley medidas alternativas a multas o prisión?

--La ley se refiere solo a infracciones administrativas, no penales. Creo en la respuestas penales reeducadoras, como los programas de deshabituación al alcohol y a las drogas dentro de los límites en que las posibilita el Código Penal.

--Como novedad aparecen en el articulado sanciones para quien permita que su vehículo lo conduzca una persona sin carné. ¿Tanto se dan estos casos?

--Conducir sin haber obtenido nunca permiso o licencia, además de delito, es una grave irresponsabilidad. Los automóviles han evolucionado considerablemente en el aspecto tecnológico. No hace falta abonar grandes cantidades para comprarse un vehículo que puede alcanzar elevadísimas velocidades y convertirse en un instrumento vulnerante de primer orden y complejo de manejar. No vale decir que yo he hecho unas prácticas por mi cuenta o que llevo tantos años conduciendo y sé hacerlo.

--También se crea un registro estatal de víctimas y accidentes. ¿Por qué no ha existido hasta ahora si los siniestros de tráfico son una preocupación social de primer orden?

--Es un gran acierto. Su finalidad es disponer de información necesaria para determinar las causas y circunstancias de los accidentes de tráfico. Sin profundizar en el conocimiento de las causas de cada accidente, mal pueden diseñarse las respuestas de política administrativa y penal.

--Sobre la recuperación de puntos se abre ahora un poco la mano. ¿Han sido útiles los cursos de reeducación por pérdida de puntos?

--La ley de carné por puntos ha sido una ley histórica y su aportación a la reducción de la siniestralidad vial ha sido decisiva. También a la consolidación de hábitos de conducción respetando la ley y reduciendo los riesgos, que están en la antesala de los accidentes con víctimas. No se abre la mano en los puntos, sino que se refuerza su valor educativo, pedagógico. La ley estimula, premia al buen conductor y ofrece posibilidades de recuperarse, de formarse, de reciclarse.

--Otro de los grandes problemas es el binomio carretera y alcohol. ¿Se ha notado una disminución de estas actitudes?

--Alcohol más conducción equivale a tragedias, dolor y sufrimiento; en definitiva, a muerte injusta y gratuita de seres inocentes. Somos un país con tradición histórica de consumo, en especial de muy buenos vinos y, a más distancia, aunque también, de cervezas. No se trata de renunciar a nada de ello ni a otras bebidas. Simplemente, organizarse, planificarse para cuando se disfruta en Córdoba de nuestros finos no coger el vehículo. El vino, los finos, son para la alegría y la vida y no para la muerte. Los porcentajes de positivos en los controles han bajado aunque hay hábitos muy arraigados contra los que queda una largo camino por recorrer.

--El Congreso acordó que parte del dinero recaudado por multas vaya a parar en ayudas para las víctimas. ¿Cuánto cree que se destinará a este apartado?

--La prioridad de mi actuación y de los fiscales es la protección de los derechos de las víctimas de accidentes. Son un numeroso colectivo tradicionalmente olvidado por todos. Las hemos considerado como números de estadísticas frente a los que la sociedad solo tiene la responsabilidad de pagarles dinero, de indemnizarles. Me he acercado todo lo que he podido a ellas. Las he visto una a una como seres humanos individuales. Pero es imposible ponerse en su piel si uno no ha pasado por su drama. Y no nos damos cuenta de que la frontera entre ellos y nosotros es muy abierta y en cualquier momento podemos atravesarla.

--Otra parte de ese dinero irá destinado a seguridad vial. ¿Cambiarán por fin los guardarraíles que hacen estragos entre los motoristas?

--Los motoristas, los moteros, son un colectivo con unas vivencias menos anónimas que los automovilistas, más humanizadas y para los que el estado de las infraestructuras de las vías son claves si se quiere preservar sus vidas y las de los demás. Hay que realizar continuos esfuerzos y previsiones especiales en esta
dirección. Algunos motoristas te adelantan por la derecha e izquierda y van a elevada velocidad. Pero pasa como con la minoría de conductores insolidarios: desprestigian a los demás, no son verdaderos moteros. Aprovecho para hablar de los ciclistas. Hay que llenar las calles de las ciudades de bicicletas, símbolo de una nueva manera de vivir. También, dejar el coche de lado, vencer la prisa, echarse a andar. En una ciudad como Córdoba es una lástima perder oportunidades, por lo hermosa que es. En Madrid lo tengo más difícil, pero aun así lo practico. Hacemos ejercicio. Disfrutamos de un paseo. El presente y el futuro es recuperar una ciudad de todos, con muchas zonas peatonales, bicicletas, personas caminando hacia el trabajo, transportes colectivos y vehículos con energías limpias.

--¿Qué consejo da a los 25 millones de conductores?

--Primero quiero acordarme de los que padecen con más rigor la crisis económica, los que se hallan más indefensos. Frente a ellos, algunos somos unos privilegiados. Con ellos me solidarizo. El único consejo posible para todos es que seamos humildes (cuanto menos la humildad socrática) con la conducción de automóviles y en la vida en general. Me refiero a la educación. La iniciamos de niños y nos estamos educando y nos están educando (o debemos dejar que nos eduquen) hasta el último día. El que eche el cierre se equivoca y envejece para siempre. Que nunca consideremos que ya lo sabemos todo o hacemos las cosas perfectamente bien. En la educación vial es especialmente importante, pues está en juego mi vida, la de los seres más queridos y la de personas ajenas a mi falta de interés por la información y educación. De mi entraña cordobesa y de la histórica sabiduría del vivir que atesora Córdoba debemos sacar el arte y el duende para ver el automóvil, la moto, la bici o el paseo como experiencias felices.

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